Vivir encima de una bajera de jóvenes

Joca Vasile Valentín – Viernes, 25 de Agosto de 2017

Soy un vecino de la calle Remigio Múgica, en la Milagrosa, Pamplona. Tengo una bajera de jóvenes debajo de casa y otras dos en 30 metros. Este fin de semana he dormido 4 horas. Llamé a la Policía Municipal el sábado y en la madrugada del domingo y hubo sendas multas por ruido y por incumplir el horario. Ya les han multado otras veces pero no sé qué recorrido tienen estas multas porque esto no cesa. Lo de la acera pringosa y mear entre contenedores es tan habitual que ya ni lo nombro porque sé que las bajeras no tienen condiciones de higiene. Llevo años de ruidos, broncas, falsas palabras, pero se van unas cuadrillas y vienen otras y siempre es igual. Los jóvenes a todo te dicen que sí pero sin llegar a casa ya están metiendo ruido otra vez. Hay una normativa con un horario de cierre, pero vuelven a entrar cuando se va la policía. O se las arreglan para quedarse en la bajera y de pronto comienzan unos golpes bestiales que despiertan a toda la familia y ya es imposible volver a dormir. Tengo un hijo de 3 años que no descansa bien. Te pasas las horas buscando un rincón en tu propio piso donde no lleguen las molestias ni resuene la música en cuanto te acuestas. Te sientes como atrapado. Yo ahora mismo estoy de baja laboral por fuertes dolores musculares, palpitaciones y espasmos y en parte lo achacamos al estrés que me provoca la situación. Y lo más angustioso es saber que al día siguiente o cada fin de semana volvemos a lo mismo. Me dicen los del Colectivo de Afectados que este 23 de agosto acabó el plazo para que todas las bajeras, tanto las antiguas como las nuevas licencias, estén insonorizadas y acondicionadas, además del horario que habría que cumplir. De lo contrario, cierre. Me lo voy a tomar como la última esperanza, aunque ya no sé qué pensar.

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