Sobrevivir en el Casco Viejo de Pamplona

Ángela López Arroyo 28/09/2022

Vivir en el Casco Viejo de Pamplona se ha convertido en un auténtico ejercicio de supervivencia, de pulso con el estrés impuesto por un Ayuntamiento que no salvaguarda las ordenanzas municipales. De jueves a domingo, principalmente a partir de las once de la noche, está permitido orinar o defecar en la calle, portales o zonas verdes, se pueden estrellar vidrios en el suelo, gritar, comer sentado en la calle y dejar ahí mismo la basura, los bares con licencia de cafetería pueden cerrar a las tres sin que se tenga en cuenta el limitador de decibelios de música (da igual las veces que llames para que Policía Municipal te haga una sonometría porque te mandarán al departamento de sanidad y éstos de vuelta a Policía Municipal). Pero no se puede aparcar mal por la noche pero sin molestar (aunque te levantes temprano al día siguiente para aparcarlo correctamente o ir a trabajar) porque te multan, ahí sí que aplican la ordenanza municipal a los residentes. Se han exterminado muchas plazas de aparcamiento para dar salida a la subvención europea de conservación de patrimonio en único parking que desahoga a los residentes, el de Las Huertas de Santo Domingo, para poner unas lucecitas que iluminen la muralla hasta más tarde de las 10. Qué coherencia, señor alcalde. Y, por supuesto, en Sanfermines Txiquitos desaparece el parking para que acampen las barracas políticas.

Llevo 18 años viviendo en el Casco Viejo y jamás he visto un descontrol como el que estoy viviendo. La gente campa a sus anchas, hace lo que les da la gana, dejan todo intransitable para los que madrugamos y luego se van a descansar a sus casas… encima tienen el privilegio de poder descansar. El aparcar provoca ansiedad porque no hay plazas para todos los residentes, aunque paguemos la cuota anual de aparcamiento. No veo ninguna intención por parte de la alcaldía de solucionar nada ya que solo se rige por lo estético, no por dar soluciones a los problemas que afectan a muchas personas que vivimos en un entorno que en el resto de Europa consideran un tesoro: el corazón de su ciudad y más de una emblemática capital como es Pamplona.

Sirva esto de denuncia pública sobre lo que acontece en el Casco Viejo de Pamplona del que el Ayuntamiento y su alcalde es responsable -alcalde y partido a los que ya no daré mi voto-.

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