¿Para qué vives en lo Viejo?

Jaime Fernández Iruretagoiena 10·05·23

Es jueves. O martes, qué más da, si hace buen tiempo puedo acercarme a lo viejo y tomarme una cerveza bien fría en la calle. Es sábado de pelota, es viernes de aniversario, es juevintxo, o es cualquier día. Qué a gusto se está.

¿Este coche no tiene otro sitio por donde pasar? Me va a cortar mi momentico de bravas. Digo, porque se me hace raro ver a gente haciendo gestiones del día a día en mi lugar de ocio. Porque yo nunca lo he hecho, pero Calderería, Bajada de Javier, Merced y Dormitalería acaban con caudales y cientos de afluentes de orina, sólo por nombrar algunas calles.

¿Es mi culpa acaso? ¡Si las colas en los bares son interminables! Yo lo siento por los que viven aquí, pero tengo que mear.

Se te ha caído el botellín de Estrella y se ha roto contra el suelo. Uy, qué vomitona más fea se ha quedado en ese portal. ¿La colilla? Siempre al suelo no me fastidies, como toda la vida se ha hecho, no me vengas ahora con exquisiteces de apagarla y tirarla a la papelera. ¡Uf! Menos mal que pude comerme aquella porción de pizza antes de irme a casa para bajar un poco el avión, pero el cartón lo tiré al suelo, junto con los otros cien que había haciendo una graciosa montañita. Repito, ¿es mi culpa acaso? ¡Si yo nunca lo he hecho! Como mucho alguna vez he cantado, pero no muy fuerte, nada que ningún vecino pudiera escuchar.

¿Joder, es que no se puede hacer nada ya? ¿Pero entonces para qué vives en lo viejo? Esto es lo que hay, la fiesta y los bares están aquí. No creo que ninguno tengamos la culpa de que te hayan roto el retrovisor del coche tres veces.

Tío, vives en lo viejo, asúmelo, cada día de la semana antes de que pasen el manguerazo, tus pies se van a quedar pegados contra el suelo. Puedes buscarte algo fuera de lo viejo, tal vez te apetezca romper tu hucha y tu círculo social y comercial para venirte a vivir cerca de mí. Allá donde yo vivo, se escucha el canto de los pájaros. A lo viejo se viene a llenarlo de mierda y decibelios, es mejor que vayas mirando idealista y así te vas haciendo una idea de lo que vale vivir dignamente.

Qué exagerado eres, de verdad, todo te molesta. Y por última vez te digo, yo nunca lo he hecho y no creo que sea mi culpa, ni la de nadie. Basado en hechos reales.

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