Los vecinos del Casco Viejo achacan a la “dejadez” de UPN su problema con el ruido

Dicen que el anterior equipo “privatizó el espacio público” y piden al actual que aplique la normativa

Marivi Salvo | Oskar Montero – Sábado, 31 de Octubre de 2015

Pamplona – “¿Que ya sabíamos a dónde veníamos a vivir? ¡Si muchos hemos nacido aquí, en el Casco Viejo!”. Quien habla es uno de los vecinos afectados por el ruido y la suciedad consecuencia del ocio nocturno, que integra el colectivo Convivirenloviejo, una plataforma que ahora cumple un año de vida, y que nació de una necesidad: Poner en evidencia y exigir a las instituciones, sobre todo al Ayuntamiento de Pamplona, que “obligue a la hostelería a cumplir la normativa, porque si se cumplieran las ordenanzas esta plataforma sobraría”, explica Julián Fernández.

Representantes del colectivo, como el propio Julián Fernández, Juan Torrens, Belén Loza, Julio Pérez, José Luis Lizarraga y Piluka Azparren, la mayoría residentes desde hace más de 40 años en el barrio y alguno de toda la vida (“la familia de mi mujer lleva 300 años viviendo en la misma casa”, señaló Lizarraga), comparecieron ayer en rueda de prensa para explicar su problemática, de la que, en gran medida, hacen responsable al anterior Equipo de Gobierno de UPN. “Durante las dos últimas legislaturas, hemos visto una dejación del anterior equipo municipal”, explicó Juan Torrens, otro de los afectados.

“Tradicionalmente, el Ayuntamiento ha tratado esta zona con sensibilidad y respeto, y muestra de ello fue la declaración de zona saturada de bares a mediados de los 80”. Sin embargo, según añadió, “a partir de 2006, y fruto, fundamentalmente, del levantamiento de la veda hostelera” el barrio “ha entrado en un deterioro progresivo” con la “proliferación de locales de hostelería”, porque “era ingenuo pensar que una concesión masiva de licencias, más de 70, no iba a tener consecuencias”, observó.

Los vecinos recuerdan que han sido varios los factores que han influido en que “ese equilibrio que existía en nuestro barrios se rompiera”. Además de la Ley Antitabaco, que en 2005, sacó a los fumadores de los bares a la calle, ponen en evidencia que el “anterior equipo municipal” de UPN “no tuvo reparo en vender el espacio público a intereses privados”, otorgando “licencias de terraza en espacios insuficientes, permitiendo la degradación y suciedad de las calles, desdeñando la contaminación acústica provocada por los bares”, y permitiendo “que las calles del Casco Viejo se conviertan en un gran negocio” para la hostelería: “Y el vecino ya se irá cansando y desapareciendo”, añadió Torrens.

Con eL JUEVINTXO, a PEOR Además de estas circunstancias, los vecinos ponen en evidencia que en los últimos años, iniciativas como el juevintxo han “disparado la problemática y ahora podemos disfrutar de un fin de semana que se extiende jueves a domingo”. Indican, así, que “la iniciativa hostelera inunda cada jueves muchas calles, haciendo algunas de ellas directamente intransitables, provocando altercados entre los vecinos que quieren acceder a sus viviendas, y clientes aposentados en portales o calzadas”, que, según añadió Torrens, “constituyen ya un problema de orden publico”. A esto se suma “la laxitud e inacción imperantes””, por lo que “el cliente de nuevo cuño se siente poseedor de un derecho de uso y disfrute de nuestras calles y portales a su total conveniencia”. Porque, como denuncian, ello ha generado “basura, inmundicia, ruido y listillos haciendo un gran negocio a costa de amargar la vida al vecino”.

“TAMBIÉN SOMOS CLIENTES” Los vecinos quieren dejar claro que “esta no es una batalla entre vecinos y hosteleros”, porque “nosotros somos usuarios y clientes de bares como cualquier persona”. Por el contrario, opinan que “las cosas tienen que tener unos límites”, ya que “no son simples molestias, son agresiones que nos impiden llevar una vida digna”. Recuerdan, por ejemplo, que hace unas noches un vecino bajó a quejarse a un bar y “le rompieron la nariz”, por lo que consideran que el tema “está yendo a mayores”.

Los vecinos han presentado sus propuestas al nuevo Equipo de Gobierno de EH Bildu, con más de un centenar de firmas y confían en que “aplique la normativa. Si no se hace cumplir las normas, la convivencia es imposible”.

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