Los problemas de convivencia entre vecinos y ocio nocturno se acentúan en la calle Dato

Leyre Ruiz 28/9/2020

Los residentes de la zona se quejan del ruido, la suciedad y la ausencia de mascarillas al tiempo que los propietarios de los locales aseguran respetar todas las normativas

El ocio nocturno de la calle Eduardo Dato ha sido en numerosas ocasiones objeto de las críticas de los vecinos de la zona. Según los residentes, las molestias relacionadas con el ruido y la suciedad se repiten semana tras semana desde hace años.

El parón provocado por la pandemia dio una tregua a sus denuncias, pero una vez retomada la actividad de los locales las quejas han vuelto a manifestarse. Por una parte, los vecinos aseguran que el ruido y la inseguridad se han adueñado de la zona. Por otra, los hosteleros afirman que cumplen con todas las normativas y dicen no entender el “ensañamiento” de algunos residentes contra su actividad.

De hecho, el pasado fin de semana los vecinos grabaron varios vídeos en los que afeaban a los clientes que salían de los locales por no respetar las medidas de seguridad impuestas por la pandemia. “No respetan el descanso de los demás, salen a grito pelado y nadie lleva mascarilla”, comenta Juan (nombre ficticio), que lleva años denunciando los problemas que sufren durante los fines de semana. “Pasas por allí con miedo. Lo que más preocupa a los vecinos en estos momentos es la inseguridad y el ruido. La pandemia pasará, pero esto es escandaloso”, añade.

“Entre semana y de día es una calle increíble, muy bonita”, lamenta. La cosa cambia por la noche, aunque las restricciones de Sanidad obligan a los locales a cerrar a la una de la madrugada. Según algunos vecinos, esta imposición no siempre se ha cumplido. “Tienen que cerrar a la 100 y a las 1.25 continuaba la marcha”, señala uno de ellos.

No obstante, los hosteleros se defienden y desmienten tajantemente que se hayan producido incumplimientos. “Muchas de las acusaciones faltan a la verdad. Creo que directamente quieren clausurar nuestro local”, considera el propietario administrador de una discoteca de la zona que ha preferido mantenerse en el anonimato.

El empresario de esta sala, que retomó su actividad hace un par de semanas, asegura que en tres años no ha tenido “ni una sola multa por abrir fuera de su horario” y también niega que su local genere ruidos. Admite que al comienzo de su actividad el volumen de la música sí que les causó problemas, aunque estos ya fueron subsanados. “Nos interesa hacer las cosas bien y hemos invertido mucho dinero en mejoras de sonido”, comenta.

Dice comprender el derecho de los vecinos a quejarse si su bienestar o su descanso se ve afectado, pero también defiende su derecho a ejercer su actividad “cumpliendo con las normativas”. De hecho, cree que el objetivo de fondo de algunos residentes es que su local cierre sus puertas definitivamente, ya que considera algunas actitudes como “ensañamiento”. “Por muy buen hacer que tengamos, creo que nuestro único problema es estar allí. Molestamos únicamente por el hecho de existir”, lamenta.

En este sentido, de acuerdo con fuentes de la Policía Local de Zaragoza el volumen de quejas recibidas este año por problemas en esta zona no es demasiado elevado. ”No tenemos una especial incidencia de quejas ciudadanas en lo que va de año”, apuntan.

Según datos de Policía Local, en los últimos 15 días han registrado en su sala operativa una docena de llamadas relacionadas con quejas en la calle Eduardo Dato y sus alrededores, como las calles Fita o Ricla. Estas llamadas, según explican, han estado motivadas por establecimientos públicos o por la presencia de jóvenes reunidos en la vía pública.

Además, en los dos últimos meses han contabilizado un total de 24 denuncias por botellones en la zona y por gente agrupada sin hacer uso de la mascarilla. Esta veintena de denuncias se suman a otras 58 interpuestas en lo que va de año por incumplimientos de la Ley Orgánica de Protección de Datos, la Ley de Espectáculos Públicos, la ordenanza de ruidos, la de veladores y la ley urbanística.

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