INTERPRETACIONES CUM FRAUDE

Juanma Torrens   23 de febrero de 2017

No recuperado todavía de la chiripitiflaútica interpretación del Concejal de Seguridad Ciudadana con respecto al carácter peatonal de las calles del Casco Viejo pamplonés, me desayuno con una nueva iniciativa que pretende otorgar a los “cafés espectáculo” el horario de las discotecas. Esta vez es el grupo de Podemos en el Parlamento quien, junto con EH Bildu, a través de la Comisión de Desarrollo Económico, insta al Gobierno de Navarra a que modifique el artículo 2 del Decreto Foral 202/2002 para que el horario de cierre de estos locales se asemeje al de las salas de fiesta y discotecas y también se elimine la limitación sonora (y de implantación) de los apartados 4 y 5 de dicho artículo.

Por lo visto la revolución social, tanto tiempo postergada y reconvertida por la mayoría de grupos de izquierda en homenajes pendientes y asamblearismos cosméticos, pasa por conceder a ese café espectáculo ubicado en nuestro Mercado Central, no ya el carácter discotequero que posee en su cotidiano funcionamiento, sino el ansiado horario hasta las seis y media de la mañana que posibilite (todavía más)  una rentable y jugosa caja, caiga quien caiga.

Dudo mucho que el origen de este tipo de locales tenga que ver con lo que nos quieren vender ahora y, en realidad, pertenezca a un pasado muy diferente, en el que los cafés eran tales y se entendía que las discotecas no podían instalarse en las calles angostas de un saturado Casco Viejo necesitado de sensatez y mesura. No en vano se menciona en el articulado que son “establecimientos especializados en ofrecer al público actuaciones musicales, teatrales o de variedades además de las actividades propias de bar. El local también deberá contar con asientos y mesas para el público, así como escenario y camerinos y su limitación de nivel sonoro interior máximo es de 90 dB”. No parece que se asemeje mucho a las discotecas.

No dice nada, tampoco, de que haya que compararlos con otro tipo de establecimientos ni que estén “en una situación de clara desventaja competitiva respecto a las discotecas y salas de fiesta de Navarra y de los territorios adyacentes”. Por la misma razón, el resto de establecimientos hosteleros podrían argumentar lo mismo. Convendría recordarles a los políticos que lideran el “Gobierno del cambio” que el PEPRI ya advirtió que no se podían abrir discotecas en el Casco Antiguo y, aunque se autorizó este café espectáculo burlando la normativa, lo que no es admisible es que esta pseudo discoteca se convierta, con los votos de EH Bildu y Podemos, en una sala de fiestas con todos los permisos en un claro fraude de ley.

Si tan necesitados andan nuestros ediles y consejeros de garitos donde solazarse y relajar las arduas tensiones de sus afanosos cargos, que reconviertan, de jueves a domingo, en horario nocturno de ocho de la tarde a seis de la mañana, el Parlamentico Foral en una discoteca. A fin de cuentas es un edificio con estructura independiente respecto a los usos de vivienda ¿no?. La revolución social será discotequera o no será. Jaiak bai, kubatak ere bai.

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