El caso de la Parte Vieja donostiarra o el arte de mirar para otro lado

Xabier Arberas (Parte Zaharrean Bizi) 8 de septiembre de 2017

Desgraciadamente, las políticas públicas que por acción y omisión se están efectuando en el barrio reniegan de la necesidad de preservar el barrio como espacio de residencia y convivencia de sus residentes como objetivo prioritario.

Tras la publicación del Manifiesto por el «Derecho a vivir en la Parte Vieja» que Parte Zaharrean Bizi Auzo Elkartea hizo público, hemos asistido a un gran despliegue de manipulación mediática por parte de diferentes lobbies económicos vinculados al turismo y la hostelería, y de algunos partidos e instituciones vascas.

La asociación presentó una base sólida para afrontar la realidad de los problemas de las personas residentes en la Parte Vieja, con datos concretos, y señaló la necesidad de tratar urgentemente el modelo de barrio sostenible con el fin de recuperar un espacio en donde se pueda vivir y donde generaciones posteriores puedan continuar y emprender sus propios proyectos.

Desgraciadamente, las políticas públicas que por acción y omisión se están efectuando en el barrio reniegan de la necesidad de preservar el barrio como espacio de residencia y convivencia de sus residentes como objetivo prioritario.

En la cultura política e institucional de las últimas décadas se ha obviado la existencia de los barrios y su necesidad de regenerarse limitándose la acción institucional a ciertas inversiones en servicios y movilidad. Los barrios somos mucho más que un espacio donde vive la gente.

Sin embargo, otros intereses han adulterado u orientado la cuestión hacia una antinomia, odiar al turista o no, encubriendo tanto las señales de alarma encendidas hace mucho tiempo, como las responsabilidades políticas e institucionales de los partidos gobernantes en los cambios estructurales impuestos al barrio en los últimos 20 años.

Lobbies, partidos como el PSE, PP, PNV e instituciones mencionadas, han lanzado un furibundo ataque ideológico y mediático contra cualquier atisbo de crítica a su modelo de ciudad y al modelo turístico, ocultando que la turistificación empieza con la promoción turística del destino. Qué curioso, son el Gobierno Vasco, la Diputación de Gipuzkoa, el Ayuntamiento de Donostia y los partidos que los gobiernan los principales responsables de la promoción turística de nuestra ciudad.

El alcalde de Donostia por ejemplo, colocándose de perfil y mirando hacia otro lado, se limitó a responder que no se debe opinar sobre sensaciones sino sobre realidades, obviando los datos aportados y no desmentidos por la asociación.

Otro de los principales facilitadores de los intereses de esos lobbies económicos, el PSE, situaba el foco principal del debate en el mensajero y sus síntomas, las protestas. Rechazando cualquier crítica al turismo de masas y, revistiéndose de cosmopolitismo y modernidad, han pretendido ocultar también su responsabilidad. ¿Quién si no dejó instalar en la Parte Vieja un polígono industrial de establecimientos hosteleros sin que previamente se analizaran la afección medio-ambiental, social, económica y urbanística de semejante sobreexplotación mercantil, una realidad enquistada desde las legislaturas de Odón Elorza?

Y, finalmente, las instituciones vascas, con el Gobierno de Gasteiz a la cabeza, se unían al despliegue de una lograda «comunicación de influencia» con el fin de desinformar y proteger los intereses comerciales de esos lobbies a expensas del interés general del resto de la ciudadanía.

Todos han expuesto sin pudor posverdades, falsedades, mentiras, extravagancias y patrañas y, todo ¿para qué?, para desviar el debate público. Ruido y propaganda efectivos, bien hay que decirlo, que solo pretendían lavar la cara de quienes tienen la máxima responsabilidad de los viejos problemas que acosan a la Parte Vieja.

En la Parte Vieja vivimos 6.000 personas. Hay más de 700 locales comerciales en activo. 210 establecimientos hosteleros (1 por cada 29 habitantes, más de 1 establecimiento hostelero por cada 2 portales). Tres veces más comercio y seis veces más establecimientos hosteleros que en el resto de los barrios de la ciudad. El 50% de todos los locales están dirigidos al turismo. El 65% de los establecimientos hosteleros están concentrados en 11 calles. Hay 17 sociedades gastronómicas. 280 apartamentos turísticos (de los cuales, el 84% son ilegales), 3 hoteles (1 en construcción). 62 pensiones. Y más de 1.600 camas para alojamiento de turistas.

Semejante sobreexplotación comercial en un espacio tan reducido tiene consecuencias directas, no solo en la salud y las condiciones de habitabilidad de sus residentes, sino también en:
-La especulación de la vivienda.
-El patrimonio histórico construido
-La destrucción de valores culturales e identitarios (especialmente del euskara).
-El aterrizaje de franquicias y fondos de inversión.
-El nivel de ruido, que supera los niveles legales todos los fines de semana del año y, entre abril y setiembre, cuatro días y medio todas las semanas. Son datos recogidos en un Informe oficial que el Ayuntamiento tiene desde hace más de dos años.
-La gestión de las basuras. En la ciudad (180.000 h.) se recogen 21.588 toneladas; en la Parte Vieja 3.172,82, 4,4 veces más de lo que corresponde de media.

La masificación turística de sus calles y la rápida expansión de alojamiento turístico, sobretodo ilegal, no han hecho más que agravar los problemas estructurales de la Parte Vieja. Creando nuevos y solapando los anteriores.

El equipo de gobierno actual conoce de primera mano y desde el minuto uno cuál es la situación real para las personas residentes de la Parte Vieja:

1.Carencia de equipamientos y servicios básicos de carácter estratégico para la sostenibilidad del barrio. El caso de la Ikastola Orixe no es más que el último episodio.
2.Necesidad de protección de la población residente contra el ruido a través del instrumento legal denominado Zona de Protección Acústica Especial.
3.Urgencia en la moratoria en la concesión de licencias de actividad y la creación de una mesa de trabajo para ordenar la actividad comercial, la revisión de las ordenanzas en vigor y la adecuación de las mismas a las necesidades las personas residentes del barrio.
4.Ordenación de los usos en el espacio público, en especial los relacionados con la desregulación, el lucro y sobretodo la actividad intensiva de las terrazas (ubicación, tamaño y horarios) así como la carga y descarga, la movilidad y la accesibilidad de calles y viviendas.
5.Deficiente gestión medioambiental: basuras, limpieza, orines, sumideros…
6.Necesidad de una Ordenanza sobre pisos turísticos (el debate está abierto) que, entre otras cuestiones, contemple: el mantenimiento de la limitación actualmente en vigor del PGOU para toda la ciudad. La declaración de zona saturada de toda la Parte Vieja. El establecimiento de un ratio entre oferta de alojamiento turístico y población residente. El control de la actividad ilegal. Las condiciones en la concesión de licencias, por ejemplo: la autorización de la comunidad de vecinas y vecinos, accesibilidad, medidas que eviten molestias, que no se otorguen indefinidamente, etc.
7.Ausencia de una política activa de vivienda pública, especialmente para la juventud.
8.Nula protección del patrimonio histórico construido.
9.Dramática situación de la identidad del barrio, su historia, cultura y, en especial, del euskara.
10.Puesta en funcionamiento de un nuevo sistema para la gestión administrativa y sobre todo el control del cumplimiento de las ordenanzas en vigor y de las licencias de actividades y obras, basado en la transparencia y en la eficiencia.

En estos dos largos años, el Ayuntamiento ha mirado a otra parte frente a las más de 240 ilegalidades denunciadas sobre locales, basuras, ruido, orines, patrimonio, movilidad, limpieza, etc. De ellas, más del 90% siguen sin respuesta. El Ararteko tendrá en breve en sus manos un dossier documentado.

Dos años después podemos constatar que en la Parte Vieja se vive peor. El Ayuntamiento se ha hecho especialista en mirar para otro lado y ha hecho de ello un arte, a todas luces, irresponsable.

Son ellos los que no dejan de crear más y más oferta hotelera: nada más y nada menos que 22 nuevos hoteles en construcción en la ciudad.

Son ellos, PNV y PSE, quienes no han modificado ni han aprobado en esta legislatura ni una sola ordenanza para mejorar la vida del vecindario y mejorar la gestión de todas estas actividades que, en su conjunto, están contribuyendo a la turistificación y gentrificación de la Parte Vieja donostiarra.

naiz

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