Día Mundial contra el ruido. No queremos vivir en un parque temático de la hostelería

Los vecinos afectados por la proliferación de establecimientos hosteleros en el Casco Antiguo de Pamplona piden coincidiendo con el Día Mundial contra el ruido que el consistorio tome medidas como una mayor implicación de la Policía Local en el cumplimiento de las normativas,  recortar los horarios de cierre de todos los establecimientos del Casco Viejo una hora antes, limitando la hora máxima de cierre a las 3 de la madrugada, o considerar el jueves como un día normal

Pamplona, 27 de abril

Los vecinos afectados por el ruido en el Casco Antiguo dentro de la plataforma Convivir en lo Viejo/Alde zaharrean bizi han ofrecido este miércoles una rueda de prensa coincidiendo con la celebración del Día Mundial contra el ruido. Así han explicado que necesitan un cambio real y denuncian que “en esto no habíamos quedado”.

Los representantes de la plataforma han convocado una concentración ciudadana para este miércoles,  a las siete de la tarde en la Plaza Consistorial.

Desde Sobrevivir en los Viejo se ha pedido al Ayuntamiento de Pamplona que tome medidas como recortar los horarios de cierre de todos los establecimientos del Casco Viejo una hora antes, limitando la hora máxima de cierre a las 3 de la madrugada, y que el jueves vuelva a ser considerado un día normal.

“Urge revisar -y exigir modificar cuando corresponda- los cerramientos de los bares, tanto de los nuevos como de los ya existentes. El consumo vinculado a la hostelería debe realizarse en el espacio propio de cada establecimiento. Hay que controlar los aforos y prohibir el uso de los patios. Pedimos una implicación mayor de la Policía Local para combatir las conductas incívicas y la suciedad generada los fines de semana. Hace falta uniformizar, señalar y controlar las terrazas de mesa alta, garantizando la libre circulación de personas y vehículos y el cumplimiento de la normativa de accesibilidad. Convendría aligerar de eventos el Casco Viejo, castigado ya por los sanfermines, procesiones, eventos, promociones, celebraciones y acontecimientos de toda índole. Y por supuesto es necesario regular los establecimientos de bebidas, comidas y alimentación, las peñas y sociedades gastronómicas, las bajeras de ocio, etc.”, dicen.

Sobre la moratoria aprobada por el Ayuntamiento y las medidas tomadas posteriormente, aseguran que “nos encontramos con un avance de documento de modificación del PEPRI que, si bien acierta en el diagnóstico del problema y sus causas, está muy lejos de proponer medidas legales efectivas que solucionen la degradación de la calidad de vida que sufrimos”, aunque “no se plantea ninguna solución para las zonas saturadas. Sólo se plantea hacer cumplir la normativa a las nuevas “cafeterías y restaurantes” o a las ya existentes si hacen obras importantes”.

Convivir en lo Viejo recuerda que “el documento no incorpora un mapa de ruido de la zona que evalúe el impacto ambiental de la contaminación acústica provocada por los bares, estudio necesario para acometer el análisis objetivo del problema y en consecuencia adoptar las soluciones necesarias” y apuntan que “en muchas ocasiones los horarios no se respetan y las terrazas invaden las calles. Incluso con alguna triquiñuela se ha conseguido abrir algún nuevo negocio en plena moratoria”.

“El documento tampoco establece ningún mecanismo concreto de disciplina coordinada -en materia urbanística y de seguridad ciudadana- en caso de incumplimiento. El Casco Histórico y su característico trazado medieval no pueden continuar absorbiendo el desaforado ocio nocturno que padece cada fin de semana”, consideran.

En este sentido han insistido en que “a pesar de las buenas palabras no vemos que la voluntad y el espíritu de aquella moción se esté llevando a cabo. Necesitamos un cambio real. Las distancias para la ubicación de cafeterías y restaurantes no solucionan el problema actual. No tenemos por qué pelearnos para acceder a nuestros hogares o estar denunciando continuamente abusos por parte de algunos hosteleros y clientes que nos desprecian y agreden por el mero hecho de ser vecinos exigentes con la norma que rige. Tenemos derecho a descansar y a llevar una vida digna y a que se nos respete, sin sentirnos el estercolero de la ciudad. Vivimos en el corazón de Pamplona/Iruñea, el lugar con más vida, valor cultural y arquitectónico de la ciudad.

“Los habitantes presentes y futuros del Casco Histórico merecemos calidad de vida; no ser echados a los nuevos barrios de periferia y que sean ahuyentados aquellos que aún ven en su trama, vida urbana y población mixta su original atractivo para vivir. Queremos vivir en libertad y armonía en nuestra ciudad, no en un parque temático de la hostelería. Queremos disfrutar y compartir un ocio que nutra en lo individual y sume a lo colectivo. Luchar por ello es nuestra responsabilidad y la del Ayuntamiento que nos representa”, han resumido.

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