Casco Viejo, 20 años de peatonalización

Un reportaje de Marivi Salvo Fotografía Javier Bergasa/Archivo – Domingo, 17 de Abril de 2016

41.477 metros cuadrados de calles reurbanizadas, mezcla de adoquín y loseta, una galería subterránea que absorbe la basura y calles sin coches

Empezó en 1996 y fue trascendental para el Casco Viejo

Los pamploneses se familiarizaron con la entibadora, aquella máquina que sacó las entrañas de sus calles; con la galería neumática, que se tragaba su basura; y con los Orlim (acróstico de orden y limpieza), unos vigilantes que acompañaban hasta su domicilio a los vecinos, que atravesaban pasarelas para llegar a sus viviendas. Y hasta se creó una plataforma vecinal en defensa del adoquinado, que consiguió modificar el proyecto original de Fernando Redón de tal manera que el acabado de las calles (sobre todo las del recorrido del encierro) terminó siendo mixto: adoquín en el centro y loseta en los laterales. “Y se ha constatado que el adoquín ha respondido mejor al paso del tráfico”, valora Alberto Calvo, gerente de la sociedad municipal PCH, que vivió el proceso como arquitecto de la Oficina de Rehabilitación. Han pasado 20 años desde que el Casco Viejo se puso patas arriba. Porque en agosto de 1996 comenzaba un ambicioso proyecto de reurbanización y peatonalización, nunca visto hasta entonces en un casco histórico. Las obras se paralizaron en 2011 y quedan zonas por hacer (San Cernin, Santo Domingo y el entorno de Aldapa), pero dejaron un balance significativo: 41.477 m2 peatonales, y una inversión que superó los 54 millones de euros, de los 64 presupuestados para el total de la actuación.

Fue en la etapa del gobierno municipal tripartito, de CDN, PSN e IU, con el alcalde Javier Chourraut (CDN) a la cabeza. 20 años después, Chourraut recuerda aquella histórica intervención como un “tema muy debatido internamente, tuvimos que vencer muchas vicisitudes y movimientos en contra, pero yo creo que la ciudad lo entendió y fue todo un éxito”, señaló a este periódico. El que fuera alcalde añadió que para él, en aquel entonces, “fue una suerte presidir una corporación tremendamente sensata y que amaba la ciudad”, lo que permitió que una obra de tal envergadura se materializara a pesar de los escollos.

En agosto de 1996 comenzaban las obras en la calle Mercaderes (la primera fase incluyó también Chapitela, Calceteros, plaza Consistorial y Zapatería) calificadas de “trascendentes” para la mejora de los servicios de Pamplona por el entonces presidente Juan Cruz Alli. Pero el proceso no fue fácil. Intervenir en pleno Casco Histórico supuso, por ejemplo, que en determinadas zonas hubo que desistir de la galería neumática: “En la calle del Carmen y Navarrería no hay galería, por el tema de la arqueología, y en Campana y Ansoleaga tampoco”, recuerda hoy Alberto Calvo. En todo el proceso participó el Gabinete Trama, con la arqueóloga Mercedes Unzu a la cabeza. Para ella, la entibadora, que a priori se pensaba que “iba a ser incompatible con el trabajo arqueológico, luego se puso al servicio de la arqueología”. De la excavación en el Casco Viejo, el equipo Trama constató y delimitó la ubicación de importantes restos de la historia de Pamplona: “Se reconoció la ubicación del poblado vascón en toda el área de la plaza de San José; del Foro de época romana en la plaza de Navarrería; de la muralla romana del siglo IV a la altura de Merced y Compañía”, señaló y añadió el hallazgo de “las termas de la calle Curia”.

El hoy director de PCH, Alberto Calvo, llegó a la Oficina de Rehabilitación en enero de 1996, precisamente “para empezar con el seguimiento de estas obras, aunque entonces ya estaba Miguel Herrera”, recuerda. Para Calvo, la idea de peatonalizar el Casco Viejo vino impulsada por las asociaciones de comerciantes del Casco Viejo: “Empiezan a hablar de un centro comercial a cielo abierto, con un proyecto de Fernando Redón que recreaba una especie de bóveda de luz con farolas y un pavimento continuo…”. Carlos Albillo, que hoy sigue de gerente de la Asociación de Comercio, Hostelería y Servicios del Casco Viejo, lo corrobora: “En aquel proceso los comerciantes del casco tuvimos un papel fundamental en su impulso”.

PEATONALIZAR Y REURBANIZAR Pero “el Ayuntamiento decidió ir un poco más allá, y pensó que no era muy adecuado pavimentar y peatonalizar las calles dejando las infraestructuras sin tocar”, más aún teniendo en cuenta que las redes de fecales y pluviales discurrían de forma separada, por una mineta del siglo XVIII con fugas por todas partes. Dentro de este proceso, Calvo añade que “el equipo de Redón y de Iturralde y Sagüés propusieron la galería subterránea”. Del arquitecto Fernando Redón, recuerda que “en aquellos años lo pasó mal, y con el tema aquel de loseta y adoquín incluso acabó con una querella”, porque “en aquellos años la protección del patrimonio dio mucho juego y se creó una plataforma en defensa del adoquín, incluso”. Porque la intervención afectaba incluso al intocable encierro de Pamplona. En 1998, se corrió por primera vez la carrera por una calle Estafeta sin aceras.

ADOQUÍN Y LOSETA El Consistorio tuvo que valorar el movimiento social (había incluso una muestra de loseta y adoquín en Calceteros para que los pamploneses vieran el efecto en el suelo), y se modificó el proyecto: “Se decidió en el encierro y en los entornos de edificios históricos el adoquín en vez de la loseta, y después con el tiempo nos dimos cuenta de que con el tráfico el adoquín se comportaba mejor que la loseta”, no obstante se optó “por un adoquín con un acabado más trabajado, no tan rústico, y pensando más en el uso más cómodo de la calle”. Del adoquín, Javier Chourraut rememora una anécdota: “Recuerdo un pleno, donde el entonces concejal de Urbanismo defendía la losa frente al adoquín, porque este ‘rompía los huevos’. Se refería a los huevos cuando iban dentro del carro de la compra”, bromea.

El proceso supuso “un antes y un después para el Ayuntamiento, porque nunca se había intervenido de esa manera en lo que era la ciudad consolidada”, señala Calvo. Se refiere a “que compaginar esas obras con la vida habitual de una zona como esta, de mucho comercio y mucha vida, de edificios y locales en uso, tenía cierta complicación”.

Aparecieron figuras como los Orlim, parecidos a los típicos señalistas, “pero con unas instrucciones concretas de ayudar a los vecinos de forma más personalizada”. Además, “la dirección de obra debía tener un contestador 24 horas, buzón de quejas y sugerencias, es decir, un órgano que hiciera de conexión con los vecinos”. Las primeras fases fueron ejecutadas por Torrecilla, a la que siguió Arian, pero los trabajos se suspendieron a partir de 2011 y dejaron zonas (un 20% del proyecto total) sin hacer.

¿Qué ha significado para el Casco Viejo? Para el responsable de Pamplona Centro Histórico, la galería subterránea ha sido “una prueba superada”, porque “permite revisar las redes y mejorar las instalaciones sin abrir una zanja”. Pero, además, se sacaron los coches del Casco Viejo, ya que la reurbanización se ligó con la peatonalización. “Ya casi ni nos acordamos pero antes había coches aparcados en Estafeta, en Mercaderes… Se sacaron los coches, como una medida ligada al apoyo del comercio”.

Respecto a si al final consiguió este objetivo, apoyar al comercio, Carlos Albillo es más crítico: “El balance de aquella actuación fue positivo, pero siempre hemos considerado que la peatonalización era una condición necesaria pero no suficiente para contar con una zona comercial más amable. Pero de nada sirve peatonalizar si al mismo tiempo, por ejemplo, la zona no es accesible para el público”. Porque “paralelamente a la peatonalización, sufrimos el progresivo alejamiento del transporte público y un déficit, casi endémico, de plazas de aparcamiento que seguimos sin ver resuelto”.

Este año el nuevo Equipo de Gobierno municipal va a dar una vuelta más a aquella peatonalización, con el nuevo plan de movilidad. El concejal de Seguridad Ciudadana, Aritz Romeo, valoró que aquella actuación “fue uno de los éxitos del Tripartito, y en esa línea de ciudad más amable tenemos que movernos”, aunque “quizá la peatonalización ha quedado un tanto desvirtuada; por eso vamos a aplicar un calmado del tráfico más exigente”.

Las opiniones de los que participaron en el proceso

Tropezamos con problemas, y hubo que vencer muchos movimientos en contra, pero yo creo que la ciudad al final lo entendió y fue todo un éxito.

La peatonalización habría sido más positiva, si al margen de la actuación urbanizadora, se hubiera dado una apuesta y un apoyo, de verdad, al comercio del Casco.

Marcó un después, porque nunca se había intervenido así en la ciudad consolidada. De hecho, creo que no se han atrevido a hacerlo en otros cascos viejos.

Presupuesto

64

Millones de euros (IVA incluido) fue el presupuesto de toda la intervención. Sin embargo, de momento se han ejecutado en torno a 54 millones, ya que quedan calles pendientes.

Cronología

Etapa 1. centro

Fase 1. 1996-97. Chapitela, Mercaderes, Calceteros, plaza del Ayuntamiento y Zapatería (hasta Pozoblanco), 4.098 m2. La calle Calceteros sin galería.

Fase 2. 1997-98. Estafeta. 3.420 m2 de calle.

Fase 3. 1998-99. Comedias, Pozoblanco, Zapatería, San Saturnino. 3.348 m2.

Fase 4. 1999-2001. Mayor, entorno de la iglesia de San Lorenzo. 3.976 m2.

Etapa 2. Navarrería

Fase 1. 2001-03. Calderería, San Agustín, Javier, Tejería y Merced (junto al Labrit). 4.120 m2.

Fase 2. 2007-08. Navarrería, Curia, Carmen, Plaza de San José, Mañueta. Solo Curia tiene galería. 5.420 m2.

Fase 3. 2004-05. Compañía, Merced, Dormitalería. 3.700 m2.

Etapa 3. San nicolás

Fase 1. 2005-07. San Nicolás, San Gregorio, Lindachiquía, San Miguel (entre plaza y Sarasate). 3.430 m2.

Fase 2. 2005-07. San Antón, Plaza del Consejo, Ciudadela y Taconera. 3.240 m2.

Fase 3. 2005-07. Nueva. 4.435 m2.

Etapa4. San Cernin

Fase 1. 2008. Calle Eslava. 1.440 m2.

Fase 2. 2009. Campana y Ansoleaga, aunque no tienen galería subterránea.

Pendiente de ejecutar. San Francisco, Recoletas, Jarauta, Santo Domingo, Mercado, plaza del Museo.

Desde el punto de vista arqueológico ha supuesto una ingente información para el conocimiento del urbanismo de Pamplona desde el siglo 8 a.C al 8 d.C.

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