Y Dios creó el ‘juevintxo’

JULIO PÉREZ GARCÍA – Martes, 30 de Agosto de 2016

Causa estupor, desolación y perplejidad el artículo: Juevintxo, la cita del verano, publicado por DIARIO DE NOTICIAS el pasado domingo 21 de agosto. En él se vierten algunas perlas que me gustaría desgranar.

1.- El mejor plan para los pamploneses y pamplonesas un jueves, sin duda, es ir a los bares del Casco Viejo…

Que algo no me cree dudas siempre me pareció preocupante. Por supuesto que existen, sin duda, otros planes mejores sobre todo si nos damos una vuelta por bibliotecas, cines, galerías de arte, librerías, museos, etcétera, cuya supervivencia está bajo mínimos y la asistencia, excepto a lo muy mediático, por los suelos. Por cierto, aquí juevintxo es casi todos los días y noches.

2.- Desde hace cinco años, cada jueves, tanto de invierno como de verano, sus aceras (del Casco Viejo) se abarrotan de gente. Navarrería apenas tiene sitio para pasar por la calle, al igual que San Nicolás y Estafeta, ya que los asistentes se adueñan del suelo para tomarse su aperitivo.

¡Enternecedor! No quepo en mí de gozo al saberme agraciado con la pertenencia a este selecto grupo de vecinos que durante horas permanecemos sitiados por tan alegre muchedumbre que, en absoluto silencio, consume exquisitos aperitivos. Si en ocasiones se derrama un pelín de grasa del bendito aperitivo no importa, por la mañana los servicios gratuitos de limpieza tienen la solución.

3.- Nuestra intención era “reactivar los jueves y sacar la gente a la calle”, detalla el secretario general de AEHN.

Y vaya que lo han conseguido… y a algunos vecinos sacarlos de sus casas y a otros de quicio. Se supone que sin mala intención tan solo como efectos colaterales, no deseados, para sacar adelante negocios privados a costa, en gran medida, del espacio público.

4.- A raíz de esta iniciativa, en los últimos años, ha habido un aumento considerable de ruido por las noches.

¡No me lo puedo creer! ¡No es posible! ¿Ruido? Ciertamente no me había enterado, pero prometo solemnemente abrir de par en par los balcones (cerrados se oye poco) para no perderme la juerga ni una sola noche más.

Y por supuesto lamento que, tras la prohibición de sacar bebidas alcohólicas a partir de las 23.00 horas, el evento, el concepto de poteo, finalice entre las 22.00 y las 22.30 horas. Si bien resulta reconfortante que quienes se quedan con ganas de más y continúan con la juerga encuentren diversos bares que se adecuan a la fiesta de la noche con ofertas de combinados y de cerveza. Como es de suponer, los combinados no llevarán alcohol y podrán sacarse a la calle.

5.- Cada jueves el suelo de la calle Navarrería se inunda de pinchos de tortilla de patata. Por tan solo dos euros, ofrecen uno de estos y un botellín de cerveza.

¿He leído bien? Suelo, tortilla, botellín”. ¡Qué susto! Pensé que era botellón. Hermosa y gratuita propaganda.

6.- Saquen beneficios o no, (los hosteleros) han conseguido reactivar los jueves y crear buen ambiente en el Casco Antiguo de la ciudad.

¡Qué maravilla y encima sin ganar un euro! Eso se llama desinterés y altruismo. No tengo más remedio que dar las gracias por ese buen ambiente y por… la basura, los ruidos, que las calles sean intransitables, la ocupación del suelo con la comida y la bebida sacada de los bares fuera de las zonas autorizadas a cualquier hora, las barredoras silenciosas, la recogida de vidrio en sus diferentes y sonoras modalidades, la aglomeración de los camiones de reparto de bebidas, etcétera.

Gracias por tanta alegría y buen rollo. No es suficiente que nos amarguen la existencia sino que además debemos estar muy agradecidos. Por favor, vayan a tomar el pelo a otra parte.

PD: Cuando escribo estas líneas es jueves y mi calle está completamente ocupada e intransitable. El ruido ambiente es ensordecedor.
Diario-De-Noticias-

Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.