Mentiras, ruido y el no va más… en eso estamos

Juan Aizpun Sara – Martes, 21 de Abril de 2015

mentiras: allá por el mes de diciembre preocupados por el ruido que se generaba, el ayuntamiento puso en marcha una campaña a favor del silencio y el descanso del vecino. Pero no contento con los mismos, y los cds con ruido ambiental, decidió modificar la ordenanza de terrazas. Cambió el horario de mesas bajas y toneles, pero para que todos quedasen contentos, anuló el derecho a veto de los de vecinos del Casco Viejo para que los hosteleros pusieran terrazas en los patios de las comunidades. Y todo esto aderezado con los permisos que se conceden desde el consistorio a las txarangas de las despedidas de solteros/as, que ambientan nuestras casas con ritmos de diversa índole.

Ruido: sí, por supuesto, el ruido nos acompaña, día y noche. Da igual que haya normativas que cuantifiquen que el nivel máximo de decibelios sea 55 durante el día y 45 durante la noche. Infinidad de bares cierran cuando les viene en gana, y a la noche imponen sus decibelios frente al vecino, el caso es hacer caja, a costa de quién sea, menos del bolsillo del hostelero. Y ya si hablamos durante el día, carta blanca… da igual que se alcancen los 115 decibelios (que se alcanzan), que como los que los sufren sólo son residentes, no importa.

El no va más: vecinos que son agredidos cada fin de semana en sus propias casas, no sólo por la muchedumbre de la calle (con sus gritos, cánticos, y conversaciones), ni por la música de los bares, gente que se plantea mal vender su casa porque no puede más, ni porque no puedan llegar a hacer una vida normal, vecinos que tienen que soportar agresiones y amenazas por sus denuncias, impactos de vasos y botellas contra sus balcones por demandar algo tan básico como el derecho al descanso y el cumplimiento de las normativas.

Al inicio de esta andadura, sobrevivir enloviejo era sólo la facción en la red de convivirenloviejo. Era sólo un medio para compartir y mostrar a los demás las frustraciones y problemas que teníamos tantísimos vecinos del Casco Viejo, hasta que nos dimos cuenta de que no estábamos solos. El problema del ruido no era algo local de Pamplona, sino que había una infinidad de ciudades en el Estado que padecían el mismo problema, desde Madrid, a Barcelona, Ibiza, Santiago, Sevilla, Elche, Málaga…Y una plataforma conectaba con todas ellas, Unidos Contra el Ruido. Somos muchos y muy variados, pero tenemos algo en común, algo por lo que luchamos juntos, el derecho al descanso. Y como se suele decir… el pueblo unido, jamás será vencido… en eso estamos.

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