‘El turismo es un gran invento’

Arturo Carreño Parras – Lunes, 28 de Agosto de 2017

La gran problemática que está generando el turismo en bastantes ciudades me recuerda a esa película de 1968 El turismo es un gran invento del director Pedro Lazaga con actores como J. Luis López Vazquez y Paco Martínez Soria, se las veían y se las deseaban para buscar y encontrar turistas con un autobús destartalado, un corral de flamenco del tres al cuarto y unos intérpretes de inglés y francés al más puro estilo de “yes berygues fandango”. Lo cierto es que el turismo es y ha sido una de las fuentes de riqueza de primer orden, hace 50 años en el Levante y la Costa del Sol y actualmente en toda la geografía de España, tanto en el norte como en el este y sur de Andalucía. También el turismo de interior y de montaña o casas rurales está muy extendido y muy bien valorado en general. Hasta aquí todo bien, pero las grandes ciudades y sobre todo las zonas de las partes viejas son reductos masivos de apartamentos y pisos de alquiler sin mesura y limitación, tanto que los vecinos y vecinas de estos barrios (la Barceloneta, la parte vieja de Donosti, la parte vieja de Pamplona) y otras muchas ciudades y pueblos costeros se quejan y con mucha razón de que el descanso no es posible por el gran ruido, de música, de gritos y alboroto hasta muy de madrugada y, al parecer, los ayuntamientos no actúan como debieran, según las organizaciones de consumidores, algunos defensores del pueblo de las comunidades y muchas organizaciones vecinales donde el descanso parece que está prohibido.

Yo creo que las ordenanzas municipales se hacen para ser cumplidas y también las normas más básicas de urbanidad; para ello los alguaciles, la Policía Local y en su caso la Policía Foral, los Mossos o la Ertzaina deben intervenir velando por el descanso de los demás, sobre todo a horas intempestivas de la noche. Todo es medible, regulable y posible si hay un control, unas limitaciones y unas condiciones pactadas y consensuadas.

El turismo es un gran invento, pero en su medida, controlando los pisos pirata, pisos patera y sobre todo los alborotos, ruidos escandalosos y actos de gamberradas a altas horas de la madrugada. Todo es medible, regulable y sancionable. En otros países de nuestro entorno como Francia, Alemania, República Checa o Suiza estas cosas no se permiten.

El autor es exconcejal de IU y jubilado

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