Cierra La Sureña, después de tres años de actividad, tras las continuas denuncias

Viernes, 30 de Octubre de 2015

El popular local de la calle Tejería que abrió en 2012, acumulaba más de 30 expedientes

Pamplona – Las quejas generadas por los vecinos del Casco Viejo, ante la proliferación de aperturas de locales de hostelería, han tenido sus primeras consecuencias. El popular local La Sureña, que abrió en junio de 2012 en la calle Tejería del Casco Viejo, cerró el pasado 9 de octubre sus puertas al público de forma definitiva.

Empezó teniendo muchísimo exito de clientela, pero, de forma paralela, comenzaron las quejas de los vecinos de la calle. La peculiaridad del negocio, una franquicia que ofrecía cervezas low cost en un cubo de aluminio y raciones, lo que favorecía que la clientela, mayoritariamente joven, se agolpara frente a su local, muchos sentados en el suelo de Tejería, fue el detonante. Los vecinos comenzaron a quejarse de que la gente consumía en la calle. Desde 2012 ha sufrido continuas denuncias de los residentes en la calle, más de 30 según confirmaba hace unas semanas a este periódico su gerente, y alguna por importe de 6.000 euros.

Este periódico se puso ayer en contacto con el propietario del establecimiento, que declinó hacer declaraciones, porque no lo está pasando nada bien, no en vano el negocio daba trabajo a en torno a una decena de personas.

La propiedad de La Sureña ha ganado varios de los recursos, e incluso el Tribunal Administrativo de Navarra (TAN) en septiembre del año pasado llegó a darle la razón (después el Ayuntamiento interpuso recurso que ganó). Entendía el TAN que un bar no tiene “potestades de coerción” para impedir que los clientes saquen las bebidas a la calle, fuera del espacio de terraza del local, más allá de colocar carteles advirtiéndolo.

PUSO HASTA PORTEROS Hay que señalar que, incluso, y según constató este periódico en su día, los propietarios del establecimiento, además de los carteles informativos, llegaron a contratar a un portero para que evitara la salida de consumiciones fuera del local, e incluso apostaron por cerrar a las 12 de la noche (la licencia de un bar permite abrir hasta las 2.30 horas). Sin embargo, las denuncias han venido sucediéndose, lo que ha sido determinante para que la propiedad haya decidido bajar la persiana. Como se recordará, además, una vecina de la calle desde hace 25 años, Itziar Gradín, presentó a finales de 2013 una petición ante la comisaria europea Cecilia Wikstroöm para que se actuara contra este local. El área de Seguridad Ciudadana (entonces UPN) respondió el 25 de febrero de este año al Comité de Peticiones del Parlamento Europeo, señalando que “desde el año 2012 se le han tramitado 15 expedientes sancionadores por permitir sacar bebidas del local que se consuman fuera de la zona que tiene autorizada para ocupación de vía pública con terraza”. – M.S.

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