Al hilo de las áreas de gestión pública y privada para revitalizar el comercio urbano (BID)

Javier Hualde 24 de abril de 2019

Al lorito con este nuevo regalo que nos está preparando el gobierno del cambio. Para los que no lo sepáis, esto de las «Áreas de Promoción Económica (APE/BID)» es el nuevo eufemismo para hacer algo que los vecinos y vecinas del Casco Viejo conocemos muy bien: privatizar el uso de nuestras calles y plazas para tratarlas fundamentalmente como espacios de negocio e inversión. Un nuevo pasito hacia lo que desean finalmente los inversores: cambiar la calificación de nuestras calles y que dejen de tener como uso principal el residencial y pasen a ser de uso comercial. A este respecto, es muy ilustrativo los intentos que se han dado en otras ciudades como Malaga. Aquí tenéis el enlace de una noticia de 2017 titulada «Los hosteleros exigen que el Centro de Málaga deje de considerarse zona residencial» (https://www.diariosur.es/…/hosteleros-exigen-centro-malaga-…).

Considero que, si este gobierno no quiere actuar con nocturnidad y alevosía en este tema, debería tomar ciertas medidas que, al menos en la noticia, no aparecen por ningún lado.

1) Informar a la ciudadanía, y más específicamente al vecindario de aquellas zonas que puedan pasar a formar parte de un «Área de Promoción Económica (APE/BID)», acerca de las implicaciones exactas de formar parte de un APE/BID.

2) Dado que el objetivo esencial de las APE/BID es implantarse en una zona geográfica determinada para mejorar su atractivo y competitividad económica, es necesario que los residentes en dicha zona aprueben mediante una consulta ciudadana que la zona donde residen pase a ser un APE/BID. No se entendería que el vecindario no sea consultado sobre algo que potencialmente puede tener grandes implicaciones para su vida contidiana.

3) Como no podría ser de otra forma, se deben garantizar los mecanismos para la paralización de cualquier intento de crear un APE/BID, si este no recibe el apoyo explícito (mediante consulta) de los residentes que viven en esa determinada zona geográfica. Actuar al margen de la opinión de los residentes en algo potencialmente muy relevante para su vida cotidiana sería una imposición inadmisible.

Veremos dónde queda todo esto, pero hay que evitar como sea que nos vuelvan a colar otro gol.

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